La creatividad de Panadería Erick brilló en el festival gastronómico "Raíces 2018". Nuestra colorida maqueta del emblemático barrio Las Peñas, elaborada completamente en chocolate, se convirtió en una de las principales atracciones. Este evento, junto con la dedicación diaria de Wilson Flores, refleja el espíritu de una panadería que es más que un negocio: es un punto de encuentro, un testimonio de perseverancia y un homenaje al sabor y la tradición guayaquileña.
Historias de la Panadería
Una Guayaquil de Chocolate
La creatividad de Panadería Erick brilló en el festival gastronómico "Raíces 2018". Nuestra colorida maqueta del emblemático barrio Las Peñas, elaborada completamente en chocolate, se convirtió en una de las principales atracciones. Este evento, junto con la dedicación diaria de Wilson Flores, refleja el espíritu de una panadería que es más que un negocio: es un punto de encuentro, un testimonio de perseverancia y un homenaje al sabor y la tradición guayaquileña.
Un Homenaje Hecho Pan
Wilson Flores, un ambateño que llegó a Guayaquil a los 13 años, encontró su vocación entre hornos y masas. Huyendo de la pobreza, comenzó limpiando en la panadería de unos parientes, pero su fascinación por el arte de hacer pan lo llevó a aprender el oficio durante las noches, apasionándose por las texturas, sabores y el aroma de la harina recién horneada.
A los 19 años, con el nacimiento de su hijo Erick, quien padecía una delicada enfermedad renal, la vida de Wilson tomó un nuevo rumbo. El apoyo de su familia política y el anhelo de salvar a su hijo lo impulsaron a abrir su primera panadería. Erick, a sus dos años, se convirtió en su 'asesor panadero', ofreciendo comentarios que ayudaron a Wilson a perfeccionar su famoso pan de dulce.
Trágicamente, Erick falleció el mismo día que Wilson cumplía 22 años, apenas un mes después de inaugurar la panadería. Superando un dolor inmenso y con la motivación de su esposa, Wilson decidió nombrar el negocio 'Panadería Erick', prometiendo que cada creación sería un homenaje a su hijo. Con trabajo arduo, repartiendo pan a pie, el negocio comenzó a crecer, convirtiéndose en un referente en Urdesa y sus alrededores.